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Artículos de interés. MARZO

Trastorno de Tics: Tourette
Por Adriana Escobar Ortega

En el presente trabajo voy a hablar sobre el Trastorno de Tics, enfocándome en el Trastorno de la Tourette. Considero necesario primero hacer una pequeña introducción al trastorno de tics en general para tener un mayor entendimiento acerca de éstos.
El trastorno de Tics por lo general inicia en la infancia y a pesar de ser irresistibles, con el paso del tiempo es posible que disminuyan, que el individuo aprenda a controlarlo o pueden ser suprimidos durante periodos variables de tiempo. Antes de continuar es importante aclarar que es un tic. Un tic es una vocalización o movimiento involuntario que es súbito, rápido, recurrente, no rítmico y estereotipado. Existen tics tanto simples como complejos. Por ejemplo un tic motor simple puede ser parpadear o hacer muecas, éstos duran muy poco, menos de una décima de segundo y solo implica el movimiento de pocos músculos, un tic vocal simple consta de sonidos carentes de significado como aclarar la garganta o soplar, en cambio, como su nombre lo indica, en los tics complejos intervienen mas músculos y su duración es de algunos segundos, incluso más. Un tic complejo motor puede ser dar fuertes pisotones contra el piso o dar vueltas mientras uno camina y un tic complejo vocal puede ser la repetición de propios sonidos o el último sonido escuchado, también puede llegar a ser que el individuo presente bloqueos del habla.
Es muy común que las personas con este trastorno sepan cuando se les va a presentar un tic ya que empiezan a identificar diferentes síntomas previos como impulsos, tensión o sensaciones en determinadas partes del cuerpo, de la misma manera, después de que un tic se presenta, ellos sienten calma y la tensión disminuye. Los tics cambian su frecuencia, intensidad y grado en que perturban, dependiendo de situaciones o estados de ánimo. Es más común que los tics disminuyan en escuela, trabajo, o cuando se está haciendo algo de esfuerzo como coser, por otro lado son más frecuentes cuando se está en privado, en casa y relajados, sin embargo bajo presión o periodos de estrés los tics pueden agravarse.
En el DSM-IV el apartado acerca de los Trastornos de Tics incluye cuatro diferentes trastornos: Trastorno de tics motores vocales o crónicos, Trastorno de tics transitorios, Trastorno de tics no especificado y Trastorno de la Tourette, que como lo mencioné anteriormente será mi enfoque principal en el presente trabajo.
El Trastorno de la Tourette también es conocido como Síndrome de Tourette, llamado así por que en 1885 el Doctor Neurólogo francés, George Gilles de la Tourette, publicó nueve casos de personas con reflejos involuntarios,
Se desconoce la cause del ST, sin embargo actualmente hay varias investigaciones que hablan de ciertas anormalidades en regiones del cerebro y en los neurotransmisores que llevan a cabo la comunicación entre las células nerviosas. También es posible que los tics aparezcan por un traumatismo craneal, encefalitis, entre otras razones. El ST también se asocia como una de complicaciones en el embarazo, como bajo peso al nacer, trauma encefálico, envenenamiento por monóxido de carbono y encefalitis.
El ST me comenzó a llamar la atención hace unos meses, después de haber visto una película basada en vida real (Front of the Class, 2008) sobre un niño que tiene este síndrome y cómo va presentando problemáticas a lo largo de su vida y como llega a ser un exitoso profesor aclamado por sus colegas y estudiantes, es por eso que decidí profundizar en el presente tema.
Los síntomas de este trastorno, normalmente comienzan entre los 5 y 10 años de edad y suelen iniciarse con tics leves que involucran la cara, la cabeza o los brazos. Con el tiempo, los tics se vuelven más frecuentes y variados, comprometiendo a más partes del cuerpo.
El ST llega a ser muy molesto, en especial en los niños, ya que en un principio no son conscientes de sus tics, es por eso que presentan gran deterioro en sus actividades, especialmente en el colegio, sufren un gran mal estar social, ya que sus compañeros suelen burlarse de ellos debido a los extraños, y muchas veces también, graciosos sonidos o movimientos que ellos realizan. De alguna manera esto les provoca también vergüenza, pasan momentos muy incómodos. La falta del conocimiento de este trastorno en la sociedad, hace que en muchos casos los profesores no sepan de que se trata y llegan a creer que los niños lo hacen a propósito, por portarse mal o para llamar la atención. Los niños con este trastorno también llegan a tener fuertes problemas de autoestima
Muchos niños, y adolescentes que tienen ST también tienen problemas de atención y por lo consecuente tienen problemas en sus estudios. Sin embargo, la mayoría tiene una inteligencia normal y no suele tener discapacidades graves de aprendizaje. Algunos niños también experimentan síntomas del trastorno obsesivo compulsivo que es un trastorno de ansiedad en el que la persona tiene un pensamiento, temor o actividad poco razonable (Obsesión) que intenta controlar mediante una actividad ritualizada (Compulsión) para reducir la ansiedad.
Este trastorno se relaciona también mucho con la angustia, lo que hace que el desarrollo de los niños se vuelva muy difícil para él en todos sus ámbitos, como lo mencioné anteriormente, en el área escolar su rendimiento se ve en dificultades, dentro del área familiar es también toda una situación nebulosa, en un principio, para los padres es un reto de vida, tienen que aprender sobre el trastorno, y aprender a motivar y estimular al niño positivamente para que salga adelante, de la misma manera enseñarle a sus hermanos, si es el caso, sobre el ST para que no surjan los mismos problemas que con los compañeros y el infante con el trastorno no se sienta fuera del contexto familiar. En el área social se involucran los dos ámbitos mencionados anteriormente ya que las primeras relaciones interpersonales del niño se dan tanto en la casa como en la escuela y llega a ser muy difícil para estos pequeños relacionarse, muchas veces ellos quieren hacer amigos o relacionarse con los demás pero son los demás niños que no quieren interactuar con ellos, y por lo contrario hay veces que el niño se siente exageradamente diferente a los demás y no siente la confianza de relacionarse con otras personas, por miedo al rechazo, la burla y la crítica de los demás.
En conclusión considero que este trastorno es muy interesante, ya que como todos los trastornos involucra tanto cuerpo como mente, pero a diferencia de otros, el reflejo de este síndrome siempre va a ser notorio para quienes los rodean. Por lo que pienso que para los niños resulta en verdad difícil su desarrollo ya que no pueden controlar sus impulsos. Los infantes con ST tienden a tener gran miedo de desenvolverse en sociedad ya que cada vez los niños son más despiertos y suspicaces, están más atentos de lo que está pasando a su alrededor, es por eso que se tiene que tener un gran apoyo emocional por parte de la familia en especial de los padres, y de la misma manera transmitir y solicitar el apoyo más que nada en la escuela. Hoy en día existen colegios especiales para niños con necesidades especiales como síndrome down, parálisis cerebral, se instalan rampas para niños en sillas de ruedas, y sin embargo sobre este síndrome no se conoce mucho, a pesar de que es un trastorno que afecta al 1% de la población esto no quiere decir que no se deba estar al 100% de los conocimientos y necesidades de las personas que tienen ST.
“No es la discapacidad lo que hace difícil la vida, sino los pensamientos y acciones de los demás”

Bibliografía
- López-Ibor Aliño, Juan J. & Valdés Miyar, Manuel (dir.) (2002). DSM-IV-TR. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Texto revisado. Barcelona: Masson.
-Cornelio-Nieto, J.O (2008). Neurobiología del síndrome de Tourette. Neurol, 46, 21-23.
-Álvarez,R. Tics y Trastorno de Tourette. (2008). www.medicosecuador.com/rocio_alvarez.
-Fernández, J. (2006), Síndrome de Gilles de la Tourette. Vox Pediátrica, 7, 42-44.

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La importancia del ¨buen ejemplo¨ en el trastorno de la ingestión alimentaria de la infancia o niñez
Por Norma Suárez García

Los trastornos de conducta alimentaria han existido siempre, encontramos inclusive descripciones de ellos a lo largo de la historia. Antiguamente, la bulimia era denominada como kynos orexia o hambre canina.
En la civilización romana era habitual en banquetes y fiestas la ingesta masiva de alimentos, seguida de conductas purgantes o de vómitos. Posteriormente, en la edad media hasta nuestros tiempos diversos autores describen y definen los trastornos de la conducta alimentaria exponiendo diversas teorías, causas y recomendaciones para este trastorno que parece estar cada vez más presente en nuestros tiempos. (Castillo y Espinosa, 2005)

El incremento del trastorno de la alimentación en nuestra sociedad en los últimos años ha conducido a que se haya producido una gran proliferación de investigaciones a fin de poder determinar los principales factores implicados en la virulencia con la que se está presentando este trastorno.

La elección de este tema reside en la reflexión que la alimentación (necesidad de ingerir alimentos para mantener la vida) y la sexualidad (promovida por la necesidad de perpetuar la especie) son los dos instintos primarios por los cuales se rige el hombre desde la prehistoria, sin embargo, estos dos promotores de la especie parecen estar teniendo varias modificaciones con connotaciones negativas en nuestra sociedad. Por este motivo, me parece sumamente importante y necesario analizar los factores que están llevando a los individuos a modificar la raíz de nuestras conductas más esenciales para la supervivencia, pues siendo estos los que residen como instintos básicos, las consecuencias que tiene sobre las demás conductas humanas no pueden pasar desapercibidas.

Entre los teóricos, una variable de común denominador parece ser la influencia que los medios de comunicación tiene sobre la sociedad. La imagen ideal que estos proponen ha traído como consecuencia el aumento de este trastorno de manera excesiva.

A partir de los años ´60 se dio en los países desarrollados e industrializados un incremento de la anorexia en un primer momento y posteriormente de la bulimia, esto debido principalmente a factores socioculturales entre los que estereotipos y valores estéticos referentes al aspecto físico cobraron una especial importancia.

La moda es importante ya que, a través de esta se revela la interioridad que, de una manera u otra, debe expresarse físicamente. El problema subyace cuando la moda no manifiesta a la persona en si, sino que a la sociedad, o mejor dicho, a las personas que la componen.
De esta manera, deja de ser una autentica Epifanía del ser, se convierte en la copia de los demás, que, por miedo, falta de imaginación y creatividad, se vive homologados en lo que los diseñadores proponen.

Otros factores influyentes son la predisposición genética, psicológica o metabólica. Influyen además la presencia de hábitos alimentarios inadecuados, baja autoestima, miedo a madurar o crecer, padres con expectativas demasiado altas respecto a los hijos, etc.

Desde la antigüedad el hecho de comer ha tenido una connotación social. La comida es el momento de encuentro de los individuos para compartir conocimientos y experiencias. Esto abre una reflexión sobre el tipo de comunicación de la sociedad postmoderna, la cual, a diferencia de este trastorno, va en declino. La comunicación familiar es cada vez más fría y superficial, lo que abre una hipótesis acerca de la relación entre el trastorno de conducta alimenticia y la falta de comunicación entre las familias.

Lo que podría parecer sorprendente es que este trastorno se presenta cada vez con mayor frecuencia en la infancia y en la niñez.

Ha sido difícil categorizar y dar criterios específicos para el trastorno de la ingestión alimentaria de la infancia o la niñez, (es así como lo denomina el DSM IV, el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales)
El libro, señalando las características esenciales, permite detectar el trastorno en los infantes de nuestra sociedad con mayor facilidad y de esta manera ha sido posible aplicar las curas de manera más específica y acertada a su vez.

Los criterios que propone el manual son precisos: el infante debe estar caracterizado por la pérdida o ganancia significativa de peso durante por lo menos un mes. El trastorno no debe ser confundido con alguna enfermedad digestiva u otra enfermedad médica que le impida alimentarse o alguna enfermedad mental, tampoco porque al niño no le agraden los alimentos propuestos. El inicio del trastorno debe presentarse antes de los seis años de edad.

Para facilitar la detección del trastorno, el manual propone otros indicadores: si el niño modifica su alimentación, recuperando su peso promedio en consecuencia a un cambio de cuidadores, el diagnóstico no se debe dar, los hallazgos de exploración física y enfermedades médicas asociadas hacen referencia a la amenaza de vida del niño a causa de malnutrición, es decir, a apariciones de enfermedades como anemia y baja de proteínas.

El trastorno suele iniciar en el primer año de vida, momento en el cual se le proponen los hábitos alimenticios básicos, pero también se puede presentar con frecuencia a los 2 o 3 años de edad. Es significativo señalar que según el DSM IV, mientras más tardía sea la aparición del trastorno, los retrasos en el desarrollo serán menos importantes.

El niño incorpora la mayoría de sus hábitos y prácticas alimentarias en los primeros 5 años de edad. Los cuidadores, o en específico, la madre, tienen un rol fundamental en la educación y transmisión de pautas correctas de alimentación en esta edad a su hijo, lo que, a manera de circulo vicioso, si la madre presenta un trastorno de la conducta alimentaria, las probabilidades de que el hijo a su vez las presente son altamente mayores.

El niño aprende a comer principalmente de su madre, ésta alimenta al niño de acuerdo a sus valores, creencias y costumbres. La idea que tiene sobre el cuerpo ideal del niño pueden corresponder a la de un niño obeso y por lo tanto las porciones de los alimentos serán grandes e exigirá al niño que se coma todo el platillo sin dejar nada de la ¨ grande ración.¨

Los niños desde muy temprano establecen una estrecha relación con la figura primaria que los cuida, habitualmente con la madre, este vínculo, generado durante el primer semestre de vida es fundamental también para que el niño asocie los cuidados de la madre dentro de los cuales, los principales son los alimenticios.
Los trastornos de la madre, así como depresión, u otras psicopatologías especialmente asociadas con trastornos de personalidad también influyen en el desarrollo del niño.

Un estudio realizado en la Universidad de Columbia University en Nueva York, ¨Falilure to thrive: a parent-infant interaction perspective¨ demostró que los niños con fracaso del desarrollo tenían contactos menos frecuentes y menos positivos con sus madres.

Respecto a este estudio con enfoque psicoanalítico, cabría mencionar la teoría freudiana según la cual, el primer momento de placer del recién nacido surge por medio oral, es decir, a través de la succión del pecho para obtener el alimento. Dicho esto, en caso de un trastorno alimenticio, Freud diría que la causa es debida a que la necesidad de placer no ha sido gratificada o ha sido excesivamente gratificada en el periodo del chupeteo.

La teoría freudiana se podría resumir diciendo que el alimento es el elemento simbólico del amor que la madre otorga al infante. Melanie Klein, con el mismo enfoque psicoanalítico menciona que en los primeros meses de vida, el infante desarrolla un vínculo de amor-odio hacia la madre, en donde el bebé muestra necesidad de incorporarse a la madre en una especie de fusión con ella. De esta manera, si el vínculo en estos primeros meses de vida no fue satisfactorio, las repercusiones en las etapas sucesivas del niño se verán reflejadas en el alimento ya que este último se asocia con la primera relación establecida con la madre, siendo esta la encargada de proporcionarle el alimento.

En conclusión, existen numerosos factores que habría que analizar respecto al incremento de este trastorno. Como ya se mencionó la madre asume un rol fundamental en el futuro del niño, sin embargo, yendo más allá de la sola figura materna, la sociedad también representa una variable importante en los factores que ocasionan este trastorno. La imagen que ésta propone cada vez es más exigente y es a partir de ésta que la madre absorbe los valores que en un futuro impartirá al infante.

Personalmente creo que habría que poner mayor atención en lo que estamos reflejando a las nuevas generaciones.
¿Dónde quedaron los valores?, parecería que la apariencia y el lado superficial de la vida toma cada vez más fuerza dejando a un lado el amor y la aceptación de uno mismo.

Si no reforzamos nuestra autoestima a través del autoconocimiento, será imposible trasmitir un mensaje positivo a las generaciones futuras.
En conclusión creo que no podemos dejar pasar el tiempo, pues nuestra ¨bola de nieve¨ va creciendo cada vez más, involucrando siempre a mayor número de personas.

Gracias al interés de parte de la ciencia, la psicología y las ciencias sociales, hemos llegado a un gran avance de intervención, sin embargo, es importante la contribución de toda la sociedad pues, si no somos un buen ejemplo para los niños, estos crecerán con una idea distorsionada de la realidad y de la autoimagen.

Bibliografía:

- Calderón, C; Forns, M. (2009). Obesidad infantil: ansiedad y síntomas cognitivos y conductuales propios de los trastornos de alimentación. Anales de pediatría, 6, 489-494.
- Castillo, C; Ossorio, J y Weisstaub, N ( 2005). Desarrollo de la conducta alimentaria en la infancia y sus alteraciones. Revista Chilena de nutrición, 29, (3)
- Cueli, J., Reidl, L. (1994). Teorías de la personalidad. México: Trillas
- López-Ibor Aliño, Juan J. y Valdés Miyar, Manuel (2002). DSM-IV-TR. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Texto revisado. Barcelona: Masson
- Rosas Mercado, A; Pérez Cárdenas, S e Iglesias Hermenegildo, A. Trastornos alimentarios y perversión. Revista científica electrónica de psicología ICS-UAEH
Fuente electónica:
- Eating disorders-children. Disponible en: www.betterhealth.vic.gov.au

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